Una reseña que tuve que escribir para mi clase de teatro.
La obra de teatro Incendios, de Wadji Mouawad, es un perfecto ejemplo de una obra completamente contemporánea pero que no se clava en divagaciones conceptuales vanguardistas sin trasfondo: sus prioridades son realmente los de contar una historia e impactar.
Desde la propia escenografía, el tiempo no lineal de las escenas y las narraciones en eco que se hacen referencia unas a otras dentro de la obra, Incendios no es una obra “tradicional”. El principio es ambiguo, comienza con la escena muy fuerte de los gemelos protagonistas reuniéndose con el abogado de su recién difunta madre, y sin tener contexto presenciamos una muestra de emociones extremas que nos impactan aunque no las entendamos. A esta escena suceden un par de escenas que nos comienzan a informar: un recurso muy creativo que se utiliza a lo largo de toda esta obra es la simultaneidad en escena de distintos momentos y distintos personajes. Para este momento, nos seguimos sintiendo en una obra ambigua y experimental, como la mayoría de las obras de teatro contemporáneo. Cuando se comienza a narrar la historia de Nawal, la madre de los gemelos, nos vemos involucrados en una historia clara y narrativa, que al coexistir con la realidad del futuro cobra un aire fantástico y exótico. A medida que vamos entendiendo la intricada relación entre todos los personajes y momentos, la obra deja de sentirse experimental y comienza a sentirse sólo como una gran historia: en eso, esta obra sí pertenece a la tradición teatral a la que estamos acostumbrada, la tradición que involucra el destino, el terror, y la conmiseración bajo una estructura narrativa . El trayecto que emprende el espectador no es por un camino conceptual, sino por uno de vívidas emociones. Termina siendo realmente sencilla y poco pretensiosa, aunque tanto el escritor, como el director y los actores, se esmeran realmente en lo que importa: impactar, conmover, convencer y sorprender. En este sentido es comparable a las obras más tradicionales.
También con el tema de la familia vemos un rasgo característico de la tadición occidental: desde Edipo Rey en la Grecia clásica (los orígenes del teatro de la cultura occidental), se elabora sobre estos vínculos sanguíneos, el tema de la paternidad, y el incesto. Los problemas de herencia y de cumplir los deseos de los muertos son cuestiones históricamente humanas, aunque en la obra se ven presentados en un contexto actual. Un gran contraste que se da es justamente este escenario actual con la historia fantástica y hasta épica de Nawal que, sucediendo en un país que no se nombra nunca, acentúa el carácter de híbrido y complejo tejido de la obra.
Además de la familia, se pueden identificar varios temas en la obra, otro detalle que la hace más tradicional que “vanguardista. Éstos son, entre otros, el de la infancia (como un cuchillo que te clavan en el cuello), el del amor incondicional (cuando estemos juntos, todo estará mejor), el del silencio vs. el hablar (o cantar, particularmente en Nawal que es “la mujer que canta”, y luego la mujer que calla cinco años), el de la búsqueda (búsqueda de Nawal por su hijo, y de los gemelos por las respuestas, que también es una búsqueda de identidad), y el de romper con el círculo vicioso tanto en la familia como en la guerra (salir adelante, tener fuerza, todo con una base en el conocimiento y el aprendizaje por un lado, y en la eliminación del rencor por otro).
El sorprendente final de la obra, que tiene todo el peso de la revelación edípica, dejó al público con una palpable tensión y desasosiego. Incluso el espectador más crítico y desprendido se encuentra realmente incómodo, corporalmente atado a los altibajos de los personajes aunque no quiera o intente minimizarlos.
Esta obra tiene todo, porque es una gran mezcla. Es una mezcla de cruda realidad y un escenario lejano y fantástico, de amor y violencia, piedad y crueldad, novedad y tradición, buenas actuaciones y buena escenografía, risas y llantos. ¿Qué más se puede pedir?
http://www.cultura.df.gob.mx/index.php/sala-de-prensa/boletines/2689-046-10
25 mar 2010
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