"Mira," dijo ella, levantando sus dedos arrugados por el agua, "comienza la metamorfosis."
"Sí", respondió, "cuando todo acabe seremos parte de la laguna. Como el pájaro allá. Seremos delfines."
"Sí... poco a poco nuestra piel se arrugará y se acumulará en una capa tersa pero resbalosa que nos irá amoldando..."
"Y de pronto, nuestras piernas serán como aletas y recuperaremos la condición física dentro del agua"
"Podremos movernos con cada vez más agilidad y gracia sin el ensueño del esfuerzo"
"Atraparemos peces, y ya con más facilidad, y nuestro organismo se acoplará a esa alimentación y nos haremos fuertes"
"Y podremos aguantar cada vez más la respiración y el agua se volverá nuestro medio"
"Y ya seremos delfines, no volveremos a la tierra"
"Sí... ya comienza. Comienza el proceso".
Miraron sus dedos, patalearon, y sonrieron.
20 jul 2010
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