15 nov 2009

Un poema viejito

Esto lo escribí hace varios meses, en la temporada que vendrá cuando ésta, que apenas comienza, termine. Me he dado cuenta que mido el tiempo en fases de enamoramiento. Ahora no sé en cuál estoy, sólo se que va acompañada del prefijo "des". Me di cuenta también hace poco que necesito siempre estar enamorada de alguien, y que parte del golpe de caer esta vez fue ya no saber hacia dónde dirigir esa energía. Yo cargo de mucho voltaje esa energía, como pueden ver en el poema, que nunca dejará de recordarme al suculento, tierno y terrible estado de un ser enamorado.

Es verdad que cuando llegas tú
Se cierran los muros y todo se desenfoca
(Estoy en un cuadro de Kandinsky)
Y ciegamente corro hacia tu imán
Es verdad que cuando siento-
Veo-
De reojo
Tu pelo
Es verdad que (en verdad) me detengo
Te acercas
Sonríes
¡Soy piso!
(Me gritan
Mi muerto consciente
Golpea las paredes del blanco manicomio
Impotente)
Y todo lo demás que soy
Corre a tus brazos
Pero tropieza
Y es verdad que cuando te vas
Cae una lágrima gris por tu ausencia
Y cada sonidito me hace voltear.

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