10 may 2010

Defensa de la manzana

¿Tendrá más vida la palabra cuando hable de viajes en bicicleta
y los vestidos que cosiste con las cortinas
y saltar en charcos con botas de hule
y sueños que pocas veces se hicieron realidad (y nunca fue tan mágico)
y calcetines en el piso
y café con mucha crema y mucho azúcar
y pisos resbalosos
y el olor de la nueva escuela
y el timbre que asustaba
y los murciélagos del parque colándose a mi patio trasero
y de los libros que devoraba al lado del aire acondicionado en tardes tiesas de verano
e incluso los aullidos de los gatos que me mandaban directito a tu cama…
tendrá más vida la palabra cuando le meto pedazos sueltos de mi propia vida?

Me da risa que digan que el texto es condensado… ¿no es más bien simplificado? Podemos descalificarlo de la misma forma que las ideas… vacías, creadas, abstractas… excepto que el lenguaje tiene vida.

Pero las palabras… ¿concretas o abstractas? (siempre elecciones raras entre dos contrarios que bien podrían ser) Tan ambas como ninguna… concretas. ¿Cómo? ¿A qué saben y cómo se sienten?

En cambio tenemos este discurso teórico y abstracto que SÍ te habla y SÍ te dice algo, algo sobre este invento del lenguaje que se contradice a sí mismo 100 veces y por haberlo hecho lo vuelve a hacer… que la ficción se vuelve la búsqueda de la verdad cuando pretende serla y afirma que la ficción es realidad y la Realidad es ficticia…
d e s
m
a
n
t
e
l
a
r (para seguirle dando vueltas a algo que llamamos una vida más densa más LLENA más compleja --¿fructífera y buena?)
…Cuando somos el mismo niño agarrado del hilito del globo que flota en el vacío, el mismo niño que lloró e inventó la metafísica.
Con nuestros anti-poemas y manifiestos y principios rígidos que niegan y destruyen somos el categórico que odiamos
Con nuestra biblioteca desbordante somos el modernista en su torre de marfil
La conciencia sobre la relatividad y la complejidad nos pone por encima
(o por debajo --¿Qué sonará menos hipócrita?) de quienes disfrutan la vida SIN analizarla… nunca
JAMÁS no no no nunca seremos eso. Ellos viven la filosofía que gritan las palabras concretas que tanto saboreamos y la filosofía que por pensarla no podremos practicar.

Pero les faltará ese algo que nos encanta… el saber que vamos agarrados de algo (sí que es muy pequeño) en un caos SÍ incontrolable y abrumador y TAN inmenso que ellos no lo pueden ver………….
………. que lo vemos, t o d o, desde afuera y desde lejos, somos lúcidos….
Y hemos llegado a la orilla del precipicio.

…Necesito otros mundos que se abran para transformar este trágico nihilismo activo, perdido en sus esferas de consciencia, lleno de contradicciones cuyos “peros” no puedo encontrar… ¿existirán otros mundos?
Logré mi objetivo. Conseguí LA RESPUESTA:(no hay respuesta) y me dio tanta flojera que tuve ganas de volar pero seguí corriendo.

Así que piénsalo, niña. ¿Eres como yo o como quisiera ser (pero no logro conformarme, no logro bajarle a mi ego y mi ambición para ya no perseguir el arte, elusivo como pocas cosas, elusivo como la verdad porque ES la verdad, y siempre fui un filósofo frustrado)? La horrible separación entre teoría y práctica me carcome y vivo empujándolas para que se concilien… ¿mejor no ser teóricos, verdad? Sí… es lo que te recomiendo… corre por el pasto, mira el atardecer y tápate los ojos… no esos verdes bonitos –los otros. Tápate los oídos, no ante la música, sino ante aquellas vocecitas que harán preguntas impertinentes. Extraño tu inocencia niña, ahora que la puedo entender, ahora que veo tus lágrimas de felicidad inconscientes conformando el brillo de tus ojos. No intentes entender, mejor intenta volar. Y nunca, nunca, pruebes la manzana. Arrasa con todo, mata ardillas y gorriones pero nunca comas la manzana. Sabrá dulce pero lo suficiente como para acabar con el paraíso. Será lo que siempre has buscado, y ¿acaso eso no es como la muerte? Pero la vida sigue, y tendrás que buscar en rincones más oscuros, cada vez más oscuros.

Rincones en los que Joyce y Bradbury me extienden la mano y Cortázar enciende la luz, Huxley se ríe y Dante dibuja círculos en el piso y no estoy tan sola entre mis textos condensados desarrollados extendidos sabrosos puros emotivos subjetivos empapados, carne viva de la historia que CUENTA. ¿Tienen más vida estas palabras por hablar de padres golpeadores, lluvia ácida tras un ataque aéreo, la mirada de un noble marciano, cronopios creyéndose flores, un salvaje perdido en la Utopía, o los demonios de nuestras peores pesadillas? Son las oleadas de nuestra existencia y reincidencia cíclica, caótica… ésa es la palabra… caos. Gracias, palabras, por retarlo. Y por también retar el orden. Y las palabras… ¿no somos nosotros finalmente? Hay todo un mundo en mi mente y en las letras negras que la concretan.


Todo tiene que ver con niveles de auto-conocimiento. Mientras más te conoces, más desconoces al mundo. ¿Qué significa conocerte? Perderte en las implicaciones de que haya un yo y también lo otro.

¿Sabes qué niña? Ya no te lo puedo prohibir… prueba la manzana si quieres. Esa muerte es igual o mejor que la sublime existencia ciega y monótona de la ridícula muñeca sonriente en su burbuja de paraíso. Mi mundo tiene tanto rescatable, aunque venga de rincones oscuros, que sí vale la pena, y más allá del bien y del mal, ES, y es algo grande, fuerte y emocionante. Es algo que cambia y que agita. Es algo ante todo con posibilidades… libertad (esa agridulce y engañosa cadena)… la tan grande libertad de caer y llorar y decepcionarte y sonrojarte y finalmente sí –estar solo sólo dando vueltas como un hámster en su jaula. Pero seas un hámster enjaulado o una pantera recorriendo la tundra, lo que importará es cómo lo decidas vivir tú y ésa es la magia. ¿Podrían los dos vivir lo mismo? Algo muy parecido. Porque el tiempo y la circunstancia no lo son todo. Hay que tener fe en que no lo son todo. No por creer en una esencia. Sino por creer que nuestra existencia es algo más que maquinaria. Basta de negar y mejor abrazarlo todo. Así reafirmo y confirmo (¡qué alivio!) que sí, en verdad, amo la vida.

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