Hoy, después de analizar algunos de los Canterbury Tales en clase, donde aparecen todo tipo de mujeres y una gallina, nuestro maestro preguntó si alguien de la clase era feminista. Además de un poco de risa por el tono irónico con que dice todo, su comentario provocó cierta incomodidad. ¿Cómo se entiende esa palabra hoy en día? Nadie levantaría la mano sin la necesidad de ofrecer una explicación, al menos que fuera de broma, como en efecto, un amigo hizo. ¿Pero por qué me incomodó? No sólo me incomodó la idea de que me pudieran tachar de feminista, también me dolió ligeramente que ya nadie lo considerara, que fuera un espíritu caduco, hasta ridículo, sin yo estar segura de las razones que los demás tienen para considerarlo así. O mis propias razones...
Inesperadamente, para mi suerte, esos análisis que por unos segundos comenzaron a configurarse tuvieron la oportunidad de desarrollarse cuando me vi invitada a una conferencia en el Museo Carrillo Hill, para hablar sobre un ciclo de documentales que tenían en común la "mirada de mujer" (que me disculpen si he sido imprecisa en mi terminología). ¿Para qué vemos una película y no otra? ¿Por qué agarramos justo ESE libro?¿Por qué una conferencia nos interesa? Efectivamente son preguntas importantes, como se tocó en la misma conferencia, y debo decir que el tema de la mujer sí me interesa bastante. Desde que lloré un día con mi grupito de amigos hombres cínicos y burlones cuando la plática de la misoginia adquirió proporciones históricas y universalizadoras, o leyendo Casa de muñecas.... supongo que hay varios ejemplos más... supe que no era un mito. No sé cómo deba responderse, ni qué sea correcto, ni cómo encaje con el lenguaje, pero algo pasa, pasaba y pasa con la mujer.
No sabía qué esperar, pero esperaba no sentir más incomodidad por los malentendidos y las simplificaciones, ya sea de un extremo (el que niega) o del otro (el que sobre-acentúa). No esperaba ver un cuarto lleno de mujeres atractivas, bien vestidas y con un verbo impresionante, y también varios hombres, no muchos menos que la mitad. No esperaba que se partiera de criticar el mismo concepto del ciclo desde su uso de la palabra "mujer". Mucho menos esperaba entrar casi en trance por los árboles de enunciados que salían de la boca de la doctora en filosofía que dejaba a todos pasmados con sus preguntas concluyentes.
Presencié el nuevo feminismo, el que ¡claro que no! distingue entre una directora mujer y un director hombre, que cree que ambos pueden contar la MISMA historia (si no te dicen, no te enteras), que el feminismo no tiene sentido al menos que la entrada de "la mujer" al arte implique un cambio real en el arte mismo, y efectivamente coinciden en que no lo implica. ¿Sí implica un cambio? Pues como la entrada de cualquier voz agrega a la densidad dialéctica, a la pluralidad fértil del arte en su conjunto... Yo no quisiera minimizar su importancia... Aunque quizá lo que nos incomoda del feminismo es que terminó acentuándo la distinción de la mujer al grado de sugerir una desigualdad (que es contra lo que luchaba), no debemos olvidar que quien inventó esa desigualdad NO fueron las feministas. Se habló de lo biológico y lo social... la mujer y el hombre sólo son diferentes en lo biológico.
De acuerdo.
Pero históricamente... en todo ese legado que arrastramos, queramos o no, y que aunque se haya borrado para el desarrollo de la cultura occidental que NOSOTROS percibimos... no ha sido así. El hombre tiene su historia, ni más ni menos. No es la historia del Hombre, como tampoco es la historia de la Mujer. Pero la mujer no ha tenido voz. La mujer ha sido la que espera. La débil. La engañosa. ¿Qué se sigue arrastrando? ¿Hasta qué punto se debe o puede equilibrar?
Estamos en un conflicto interno todos. Negar y reconocer se vuelven ambos incómodos. Negar y reconocer la existencia de ese grupo llamado mujeres, con -¿qué?- en común. Pronto estaremos viendo el ciclo de documentales "Mirada del hombre". Porque sí, existe la comunidad... comunidad nacional, comunidad racial, comunidad religosa, comunidad cultural, comunidad de clase social... Pero el arte justamente juega con eso. Juega con voces... el cine, documental o fantasía. ¿Cuál es más mimético? Sólo diferente. Todo, sólo diferente. Al final son individuos, no puedes separar en más ni en menos.
Es interesante presenciar un diálogo entre la directora y la "teórica". La directora quisiera estar de vuelta en la Sierra Taraumara, sin tener que dar explicaciones ni jusitificaciones de nada carajo, porque lo que hace solamente ES. Esto nos enoja pero nos alivia a la vez. La teórica, quien sostiene que crear también es cuestionar --actividad del espectador-- concluye que el arte es invención de lo humano, y también nos enoja y alivia a la vez. Nos alivia bastante que a pesar de la pesada realidad del delicado tema de la mujer, ver tantas mujeres tan diferentes. Yo pienso que éste es el triunfo. Siempre existieron mujeres diferentes, claro está, pero ahora por lo menos la mirada oficial, o la mirada del arte, es una que niega cualquier tipificación. Se van volviendo tiempos flexibles, impredecibles... aunque la apariencia siempre contará.
Siempre habrán categorías, nuestra mente funciona así. Por eso entramos a esta conferencia, y no a otra. Por eso leemos este artículo, pero nos gusta más aquél. No vamos caminando ciegos por el mundo... Al contrario, los ojos nos van diciendo antes del hacer. Es rídiculo fingir que ese hombre no es negro, o que nosotras no somos mujeres.
Pero que una directora de documental y una teórica no partan de eso definitivamente es lo que debe ser. Significa que le dejan al espectador hacer su trabajo.
5 may 2010
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