29 abr 2010

Taking sides

Our sense of reality has an underlying network of simple contradictions that are difficult to get over. That's the complexity...

That is why I am sure that in art, which is "Life, take two!", I am a minimalist. At least today. If I have to take sides.

Because taking sides can narrow down, in the undesireable way that acts af is things were complex in a non-puzzling way, like a lawbook. Instead of the other way around.

I understand and can appreciate the barroque, intricate and overcharged. Even the cramming of sixty-four notes in a ten second time lapse. The intention and impressions behind it move me.

And I'm glad it exists to make subtlety glow.

Do definitions clarify?

This is a b s t r a c t...
suggestions of
ideas rather than
ideas them
selves
the opposite of
(the concrete)
conceptual of
ten the writer takes
concrete and makes
abstract ironically
to make it clearer
... or just truly c o n c r e t e?

25 abr 2010

Mini Poetical Tragedy

A letter. Sometimes things can't be said simply. Sometimes they don't want to be.


Prelude
When did the curtain rise?
I always saw it in your eyes.
Always, always, in your eyes.
I flew, I flowed, I laughed and loved
And became Fear to your Desire
As you feared your own desire
And the curtain got thicker and
Your eyes less bright.

I
Your name is Fear.
I am Desire.
Lycanthropes,
My name is Lotus.
I do cry to clean.
I do sigh to mean…
I always wanted to transform your pain.
Do not howl but smile at the moon.
I always wanted to believe
You were Lotus too…
Believe, Believe, Believe!
If you and I believe
We believe!
We be alive… we live.
And your surprise… the Oh!
The O of love.
You love, I live.
(My “I” in live)

II
Hello Desire.
My name is Fear.
I knew one day that it would come to this.
The yin gone yang,
The pointed spears turned round.
All that I believed came true,
You didn’t let me
Down
The curtain came down.
You believe! Did I somehow
Make a change in you?
You made a change in me.
Did you make me me and
I you you?
Not in the same way.
I stayed. You roared.
I stayed.
You did not make me believe.
You made me doubt.
I stayed.
Will you stay?

III
“I love you more than I can say”
And do?
You did, and never these petals were so tenderly devoured.
And did you love love?
For you it is a battle and for me as
Well I tried and asked the mirrors what to
Do I love or need or want to keep on changing you?
We could never do the same things to each other.
It would have, could have been a beautiful story.
I like to think it still is.
We are friends.
Free.
Ends? I don’t know.
I don’t know what ends and what begins.
Look at all the question marks!
Now who is doubt and who desire?
These last days I’ve felt a weight on all my soul
A nausea against myself…
It was not only you who changed
It was we who reverted roles.
It was we…
All so... unnatural!

IV
Natural to be Wolf and Lotus
Natural to hug to laugh
To argue to art
There is a bond
All so, All ways.
It has been we
We who lie and who betray
And guilt.. both ways!
In the way…
So many things in the way of
So many things
So many so so sorry’s…
But there is a bond.
We are both fear and desire.
We both desire things were different.
I desire you were different…
We both fear the future.
I fear you…
We both fear each other.
Leave like that?
You laugh… a killing joke!
To leave it at nothing?
But that is life!

Epilogue
Nothing… no thing
No plans
No turning back.
Only vague promises…
Only belief
Only favors for favors for
Flavors of happiness.
Selfish me, selfish you
Swimming down the same river
And begging each other
To please please please…

19 abr 2010

Deflated

She remembers the track Detestable sun, lungs disappearing, circles, circles
Intuition... where does it take her?
To stealing pens
And throwing away presents.
Now I understand what it really is to be confused.
I find myself insecure.
Again.
So empty!

Really if I could put it into words it would be magic.
That's it,
Discard all words for feelings,
They are easy names,
Find your own
(wish I didn't know any name) so then
Why am I looking for words?
Am I looking for words?
Or electricity?

18 abr 2010

But have we learned to listen?

Lo dicho y lo no dicho. Lo oculto. Los personajes que no se transforman de la nada pero que van pelando, poco a poco, el papel tapiz. Personajes que son una bomba de tiempo con tic tocs de pequeños brotes de neurosis... sus cuerpos traicionándolos. Como el baile maniático de la mujer dócil. Como...

Es el cuerpo. Leer en voz alta. San Agustín se impresionaba viendo un hombre leer en silencio, sin mover los labios. ¡Que el corazón se le salía del pecho, la poesía de sus ojos, si no por la voz, tendría que salir de alguna forma! Pocos lectores, muchos oidores, niñitos escuchando el cuento antes de dormir: atención, retención, TRANCE. La literatura siempre fue ante todo música. Tú y yo fuimos ante todo música...! por eso mi cuerpo reacciona con las teclas del piano, me parece que le das vida a la vida, me parece que el arte es un hermoso pleonasmo, me parece que soy ritmo irregular y que las cosas y los árboles también lo tienen. Parte.

Surgen hermosas preguntas. Recuerdo que en un país lejano se prohibió la música, y es como si apagaran la luz. Que el arte es el ocio de los privilegiados y siempre la creación de OTRA realidad. ¿Pero ese arte que desmantela? ¿Ese arte sutil que es a veces microscopio? Es que hay odas, requiems, grandes arquetipos gestuales... y por otro lado una mera fotografía en un muro blanco cuyo silencio angustia. Todo arte. Lo que comparte, y lo que comparte también con la lluvia y el sol y los besos es que nuestro cuerpo lo recibe. Comparte.

Arte de cuerpo, arte de asfixia y efusividad, el cuerpo que no se separa nunca de nosotros, que de pronto nos sentimos sólo pierna, que de pronto estamos tirados o cayendo, bebiendo para poder olvidar lo que nos ocultamos a nosotros mismos pero revelamos a los demás... ¿qué vamos a hacer contigo, cuerpo? Cuerpo que se sale del tiempo y me lleva a abrazar lo que me da miedo. Lo dicho y lo no dicho. Arte.

Ése es el gran milagro, y la caída también: que el hombre, desde que dijo "¿Cómo?" no para de hablar. (O tal vez dijo ¿"Como"? y no para de cuestionarse, y soñar con nunca tener hambre). Lenguaje.

8 abr 2010

My god

I see the thunder… I hear you, lightning. Wrong? Let’s not get divorced before we get married, although you are already farthest from yourself when farthest from me, that when I hear your cries and see you’re torn I know the difference between what you say and what you do.

Communication is impossible.

We’re out of sync so so are you, but if we met, chaotic things would happen like your leg giving birth to wine-drinking babies.

I hope you never find yourself and always send sparks to the sky for your beautiful echo!

6 abr 2010

Encierro

Despierta en un oscuro, negro ombligo todas las mañanas. La torre. Su cabello le llega a los pies –es su cobija, almohada que abraza. Se acerca a la ventana. Hace muchos años que sólo ve viento. Hay una alfombra púrpura donde juega con los pies y sus dedos. Frota. Y su vista cree que flota… los techos de su torre son altos, si alza la mirada ve lejano el pico: un triángulo gris lleno de polvo donde los ecos se acentúan y algunos cuervos habitan. Hay jaulas de pájaros cítricos en las paredes. ¡Quisiera comérselos! Les platica pero no la escuchan…. Sabe que ellos entienden el espacio como ella sólo intuye: ¡vuelan! Sienten la inmensidad de la torre que cancela la inmensidad de la afilada alcoba, que cancela la inmensidad de ella en relación a sus pequeños cuerpos. Ella no sabe para qué están las jaulas. Ella se encerró… ¡imposible encerrar a otro ser vivo! De cualquier modo, vuelven, parece que todos construimos nuestras jaulas. Música de viento, molino de estancamiento… el silencio frustrado de los intervalos del canto de los canarios. Silencio, jaula, punto negro en un mar de viento…. Quiso vivir en esencia para darle sentido a su existencia. ¿Qué había hecho? ¿Lo tenía? Nunca iba a poder salir…

Despierta en un blanco hospital. La enfermera volvió a entrar sin tocar, ¡qué rabia que la encuentre todas las mañanas en la misma posición, con las sábanas desechas y la mano ahí metida, y no se preocupe por interrumpirle el sueño! Le dolió abrir los ojos y que todo fuera luz, tan feo, tan imperfecto el rostro de la misma enfermera y el agua dudosa en el vaso de vidrio con huellas de manos sudadas y ver que las pastillitas eran lo único con color. Las tragó amargamente.

Se quedó en silencio. La enfermera era como una mosca que zumbaba y ella fruncía el ceño en desconcierto de no poderla ignorar. Su vida era estar en esa cama blanca entre comidas y pesadas idas al baño, mirar películas en la tele y leer los mismos libros amarillos, tocar el timbre cuando necesitaba algo, y aún así le molestaban estas interrupciones. Cuando por fin se fue la enfermera, pudo volver a su estado habitual de espera. Lo que más hacemos en la vida es esperar. La vida misma es una larga espera… disfrutó los momentos de inacción antes de que se volvieran insoportables, antes de que la espera se tuviera que ver acelerada y convertida en un mientras al prender el televisor. Lo que ocurre cuando se agota el temporal sosiego…

Miró tres películas. Las miraba también esperando: esperando a que acabaran para poder ver la siguiente, para poder ver las manecillas del reloj más avanzadas. Se acercaba la hora de la próxima comida, un tiempo de acción donde se suprimía la espera. Pero era como encontrar el sueño: se aferraba a esos puentes entre dos vacíos. Qué incómodo es cruzar esos puentes. Sabes que si no avanzas, el puente se vuelve igual de vacío. Entonces debe pasar rápidamente, para poderse disfrutar: mejor correr cuando somos libres porque pronto lo dejaremos de ser. Curiosamente, el tiempo más preciado se vuelve ese intermedio entre la espera y la acción, el punto de inflexión donde se sienten los cambios, el viento, antes de que la realidad llegue con su decepcionante solidez, ¡antes de entrar en ese puente donde en vez de esperar lentamente corremos hacia tener que esperar nuevamente! Y vaya, con esos pensamientos vivos de estancamiento. Si pudiera aplacarlos, no existiría ese factor de distensión. Es como ese suero con vitaminas que corre por sus venas y que impide que sólo se funda con su blanco alrededor.

Se quedó un rato sin hacer nada. ¡Querer no tener que hacer algo para estar agusto haciendo nada! O más bien realmente querer hacer algo… nada funcionaba. ¡Qué comezón! ¡Qué inquietud! Tuvo que frotarse el sexo para que la tensión no la carcomiera. Lejos de placer, lo que despertaba en ella ese contacto era un aturdido despecho del cuerpo. Volvió a prender la tele. Qué tranquilizante, y fácil para la mente caer en ese teatro, pero a diferencia de cuando la mente se veía encendida por la vida o un libro, el cuerpo era quien se quejaba y retorcía.

Los recuerdos ¿qué eran? Nada más que incertidumbre. No recordaba haber hecho la mayoría de lo que sabía había hecho y dicho: un comentario acertado, una canción de embriaguez en una fiesta, sus decisiones, los paréntesis. Lo recordaba como sus películas, como cosas vistas o contadas. Recordaba que ese libro sí la había atrapado, y que con aquél otro no paraba de alzar la cabeza y cambiar de posición. Recordaba la simbiosis que había formado con aquellos amigos y amantes, simbiosis de no verlos realmente. Sea un bultito de fantasmas o sólo nosotros, siempre cargamos unidades. Era finalmente lo mismo. Estaba igual de sola que siempre.

Esa relatividad es tan real; si no, ahora no aguantaría, no estaría sobreviviendo. De joven lo había comenzado a comprender: cuando estuvo una semana encerrada en su casa después de una operación en la rodilla, sintió el temor y el tedio de una vida donde nada ocurría, sin salida. Lo sintió no solamente por vivirlo, sino por extrapolar lo que sería estar así siempre, sin ninguna motivación o esperanza. La vida le pesó demasiado. Antes, jamás lo habría imaginado… la vida parecía corta y los proyectos inagotables. Ahora adivinaba que algo así sería su vejez y, mezclado con el deterioro físico de su cuerpo, la vida perdería todo sentido. Escribió un cuento que le dolió en el cuerpo escribir, un cuento tedioso que le costó poner en palabras. Un recuerdo surgió: los viajes de carretera cuando era chiquita, cómo no aguantaba ese encierro, la claustrofobia. Esa comezón…

Pero después, de adolescente, ¡cómo lo disfrutó! No se cansaba de mirar el paisaje, del arrullo de las curvas, la conversación que de pronto se encendía y moría natural y tranquilamente, los largos silencios y los disco tras disco en el estéreo… Ese recuerdo le dio esperanzas. No debía temer su vejez si ahora no la podía asimilar.

Vio más tele. Le marcó su hija por teléfono, y no tuvo nada que contarle ni responderle. Sin embargo, hablaron un largo rato. Le trajeron la cena. Vio las noticias con gran desapego. Comenzaba a oscurecer y el sinsentido se infló como una esponja secándose en el baño. ¡Que el día se haya agotado así, tan rápido! Y que ahora falte tanto para que vuelva a amanecer… la noche es el verdadero día. Sin las alteraciones del sol, todo luce ensimismado.

Apagó la tele para ver qué le provocaba el silencio. Ya eran las once de la noche. Pudo quedase dormida, y soñar el mismo sueño.

La mujer en la negra torre… pasaba los dedos por su cabello. Sus uñas eran largas, lisas, puntiagudas. Por la ventana entraba una luz dudosa, móvil, que jugaba con su pelo aún brillante, su pelo sol en ese abismo. No se cansaba de tocarse el cabello, qué extraño placer, qué ritmo sensorial. Llegan los canarios y sujetan algunos caireles que ella va extendiendo. Los agarran con sus patitas y vuelan, jalan jugando, sin causar dolor. Varios se unen, hay tres o cuatro y ya no sobra pelo para que ella juegue. Comienza a reír, y sus manos bailan con los pájaros y con su pelo. Vuelan todos juntos, y su pelo, su pelo… su cabello, bello, bello… alas, manos, rizos, oculta entre todo esto, su sonrisa. Entra la brisa, el viento se une. Comienza la risa…

Despierta en un blanco hospital. Desconcierto, enfermera, pastillas, baño, desayuno, tele, tele, tele, noticias, periódico, tele, película, tele, comida, tele, libro (intento), tele, película, cena, tele, libro (arrulla), sueño. Afuera de la ventana, no sopla el viento. Hace un calor húmedo, un calor pegajoso de árboles quietos. Duerme. Desde hace mucho tiempo, ni en sueños llega a horizontes nuevos. Sólo a la negra torre.